Historia

La tradición de correr toros en Brihuega se remonta varios siglos atrás; se tiene constancia de que en 1530 el Ayuntamiento multó a la cofradí­a de la virgen del Remedio por correr un toro el dí­a de su fiesta. De manera que podemos asegurar que el encierro  de Brihuega es de los más antiguos de España.

También consta en un libro de cuentas del Ayuntamiento del siglo XVI una partida de dinero, entregado por el Consistorio a un carpintero, por los trabajos realizados para el encierro de los novillos.

En 1710 y con objeto de la celebración de la victoria de Felipe V en el asalto a Brihuega-Batalla de Villaviciosa de la guerra de Sucesión, se celebró un gran festejo de toros con su correspondiente encierro.

Una anécdota curiosa fue el hundimiento del Ayuntamiento durante un festejo taurino en el año 1730.

Otro dato histórico es el que relata sobre el encierro en su diario Don Diego Ruiz del Castillo, en 1876, presbítero de la iglesia de Santa Maria de la villa de Brihuega.

Hasta la construcción de la actual plaza de toros “La Muralla” en 1965, reside en la memoria el recuerdo del traslado de las reses a pie, desde la ganadería hacia Brihuega. Era éste en ocasiones un trayecto largo, cuando los toros se traían desde Checa, o más corto cuando venían desde una ganadería cercana situada en Fuentes de la Alcarria.

El ganado paraba pastando en el Monte Ibarra o en el paraje de las Cinco Esquinas (llamado así por ser el numero de lados que tenia dicho cercado) cuando se aproximaban al término de Brihuega, habitualmente un par de días antes del inicio de las fiestas. Allí pernoctaban hasta la mañana del día 15, festividad de la Patrona del pueblo, la Virgen de la Peña.

En la mañana del día 15 se trasladaba el ganado a “Valdelamadera” (paraje de gran frescor y un caudaloso manantial), trasiego conocido como “La Pasada”, donde la gente del pueblo y las autoridades se acercaban a ver los animales del encierro pasar.

El día 16, antes de comer, se llevaba la manada a beber agua y descansar en el paraje de “Valdeatienza”, donde aguardaban su posterior encierro en la villa. Era en la tarde, y tras esperar a que la música y mozos subieran desde el pueblo, cuando se procedía a mover la manada en dirección a Brihuega para encerrar a todos los animales en un corral hecho para la ocasión en la plaza de la iglesia de San Felipe. Esa tarde de dicho día 16, Brihuega y sus habitantes celebran su mejor festejo, así lo define nuestro historiador don Jesús Simón en su libro “Hitos, mitos y leyendas”:

 De pocos acontecimientos se sienten los brihuegos tan orgullosos como de su encierro; ningún otro atrae a tanto personal foráneo como el mismo; nada de lo que sucede en el pueblo a lo largo de los trescientos sesenta y cinco días del año da tema para tantas tertulias, para tantas conversaciones, para tantas exageraciones, para tanto chisme, para tantos dimes y diretes; nada ocurre en al villa que sea tan esperado, tan preparado, tan gozado, tan comentado, tan añorado, tan imitado por los niños, tan recordado con nostalgia por los mayores, con envidia de los pequeños, con orgullo por los jóvenes.

Cabe destacar que, en ese intento de encerrar a los toros en el pueblo, en la explanada de San Felipe, la multitud de gente los espantaba y conseguía que no se encerraran, para poder disfrutar más tiempo con los toros; y ésa era la verdadera fiesta esperada por los mozos. De hecho se producía el vagueo de los animales por los alrededores del pueblo e incluso su peligrosa aparición por cualquier calle. Aunque es cierto que la mayoría de las veces los toros acababan por la vega del Tajuña acudiendo al fresco del río.

Al caer la noche se intentaban juntar todos los animales; siempre se movían en manada y en raras ocasiones se separaban de los bueyes. Sobre la una de la madrugada subían los toros por la carretera que viene desde el río, con el fin de guardarlos en San Felipe como en la actualidad. Y así, a eso de las once o doce de la mañana, conducirlos a la Plaza del Coso, que durante aquellos años fue el coso Taurino de Brihuega.

Otros datos a mencionar es que durante muchos años el encierro estaba compuesto por toros y vacas. Y que durante la guerra no hubo encierros.

 

Redacción: Asociación Taurina “16 de Agosto”
Fuente: Folleto descriptivo del encierro de Brihuega realizado por Pedro J. Rojo Alique